APUNTES SOBRE TELEVISION. Tomado del Blog de Alexis Nuñez Oliva

LA TELEVISIÓN COMO ARMA CONTRA LA DELINCUENCIA

Por: Alexis Núñez Oliva. Productor Ejecutivo

La fuerza de la delincuencia organizada radica en la debilidad de una sociedad desorganizada.

Una nación en orden incluye a los gobiernos, a los poderes, a sus ciudadanos y también a sus medios, con la televisión al frente de toda la responsabilidad comunicativa.

La televisión puede convertirse en un arma mortal contra los delincuentes… o en su mejor motivación para delinquir.

Cuando la televisión muestra la victoria del delito, con las víctimas derrotadas en la escena del crimen y los policías confundidos ante la fuga de los delincuentes, está cumpliendo con su función de narrar los hechos… y está escribiendo –sin la intención de hacerlo- la apología del crimen.

Si la televisión mostrara la indignación de los policías, su imagen profesional y su carácter investigativo, junto al dolor de las víctimas, con declaraciones precisas de que se trabajará sin descanso hasta que los delincuentes caigan agotados y vencidos, también estaría informando… y advirtiéndole a los malhechores que serán encontrados y puestos frente a la justicia.

Son dos formas sencillas, pero muy distintas, de abordar el mismo tema que tanto dolor causa a las sociedades, a los propios televidentes que suman rating y compran los productos de los patrocinadores. En las dos formas la televisión informa y cumple con la sociedad. Sólo en una de las dos su contribución es mayor.

El terror creado por los crímenes y los secuestros debe ser combatido con el sobresalto que puede imponer la televisión en los delincuentes. Mostrar con frecuencia a los culpables que son juzgados y condenados al aislamiento es un arma letal que la televisión todavía no usa en toda su extensión.

La realidad nos dice que en muchos de nuestros países hay más impunidad que delincuentes cumpliendo estrictas sentencias. Pero la televisión, cuando se trata de la vida y la seguridad de las personas, sin llegar a triunfalismos que vayan al otro extremo, tiene licencia para variar la forma y evitar al menos la promoción de las victorias de los delitos.

No se trata de encubrir al Estado y a su incapacidad para detener la violencia.

Es necesario crear más unidad y fuerza en la imagen social a la hora de dar a conocer noticias relacionadas con la delincuencia, poniendo en evidencia al que escapó, divulgando su imagen, o su retrato hablado, o mostrando la zona geográfica que utiliza para moverse, y dando seguimiento a todo el sistema judicial que lo persigue, presionando de esa manera hasta que se den los resultados: la captura y sentencia del prófugo y las consecuencias que asumirá el que intente repetir un delito similar.

Trasmitir a través de la televisión la captura de los prófugos más peligrosos, el hallazgo de los niños robados y el reconocimiento a la heroicidad de las autoridades es una urgencia hoy para contribuir al descubrimiento del que se esconde, para evitar más niños raptados y para combatir la corrupción de quienes debían protegernos.

Es una de las tantas formas en las que se pueden asomar los valores por televisión sin que constituyan una enseñanza aburrida y simple.

En Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela y recientemente en México la gente ha manifestado su hartazgo ante el avance del crimen que sin leyes ajusticia, mientras sus gobernantes discuten qué leyes modificar y aplicar, dándose plazos que el hampa nunca otorga en sus actos.

Se habla de armar y preparar mejor a los policías, vigilar más a los jueces, pedirle a los habitantes que denuncien y señalen y que los medios eviten exaltar al crimen. Todo eso tiene justo sentido.


Sin embargo, falta todavía aprovechar la fuerza incontenible de la televisión utilitaria. Treinta segundos menos de una telenovela y un minuto más de los noticieros mostrando la unidad y la persecución implacable contra los enemigos sociales, quitará tiempo al entretenimiento que merecemos para contribuir a la tranquilidad que necesitamos.

Cuando la inseguridad se enciende en nuestros cuerpos, no permite que disfrutemos ni de la televisión encerrados en el hogar. A la vez, el crecimiento de los índices delictivos incrementa las horas que dedicamos a ver televisión, reduciendo la vida social a la privacidad de la casa.

Es tiempo de que la televisión haga todo lo que le falte por hacer para declararse enemiga de los delincuentes y mejor aliada de sus siempre fieles televidentes. Su credibilidad tiene ahora la suerte de alertar a la sociedad, ayudar en las soluciones y de estremecer a los delincuentes.

Con la televisión se puede hacer cumplir a gobiernos y políticos lo que tanto explican y aplazan sin resultados y se puede iluminar cada rincón donde el hampa pretende actuar ocultándose detrás de la ineficacia y la corrupción.

Usando a la televisión como arma, una sociedad sin temores disfruta más con la fantasía de las telenovelas y los éxitos deportivos, en lugar de vivir pensando cómo cuidarse de los villanos que secuestran y asesinan en nuestra vida real, donde nunca sabemos en qué capítulo representaremos el triste papel de la víctima.

jueves 31 de julio de 2008

Mis 12 Reglas Para Producir en Televisión

Por Alexis Núñez Oliva
Productor Ejecutivo de Televisión

Uno de los artículos más consultados de este blog, del que recibo todavía decenas de mensajes cada semana, es ¿Cómo presentar un proyecto para televisión?.

Algo hay de cierto en que los manuales trasmiten más rápido el mensaje, a pesar de todas las limitaciones que tienen porque dejan fuera los fundamentos esenciales del contenido, pero quizá en algunos casos no es necesario profundizar y eso justifica su utilidad.

Ante la insistente pregunta sobre si existen o no reglas en la televisión, debo responder: sí y no.

Sí, porque las aplicamos cuando necesitamos acercar el mensaje o la producción en general de un programa al televidente. A veces lo hacemos de manera consciente y en la mayoría de las ocasiones en forma inconsciente.

No, porque se han escrito tesis y libros detallando “reglas”, que finalmente surgen de la experiencia del propio oficio, como un músico podría describir los pasos para componer una canción de forma muy distinta a otro músico.

Pensando en unas “reglas” que puedan ser tan vulnerables como lo propia creatividad, he redactado algunas a tener en cuenta que me han servido en mi carrera de productor.

A veces las aplico y otras hago precisamente lo contrario. Su utilidad radica en saber cuándo las necesitamos para escribir o producir para la televisión.

Unas las he escuchado o leído, otras las he conceptualizado ante la duda, y todas nacen de la necesidad diaria, de la incertidumbre que surge en el desarrollo de la producción televisiva.


Mis 12 Reglas Para Televisión

1- Errores Nuevos: aceptar errores nuevos todos los días y corregirlos es una forma de superación valiosa para un equipo de producción.

2- El Mismo Error: la reiteración del mismo error es una evidencia de incapacidad.

3- Premisa: ser entretenida es la premisa fundamental de la televisión en cualquier tema o género.

4- Los Planos: la televisión se hace con primeros planos y planos medios. Los planos generales o abiertos son la excepción.

5- El Ritmo: ritmo no es la “velocidad” con que se desarrolla un programa. El ritmo está en la intensidad.

6- Cosas Que Giran: las imágenes y logotipos que giran ]indefinidamente en televisión provocan neurosis en el televidente.

7- Lectura: los gráficos y textos deben leerse perfectamente, sin dejar dudas, con la tipografía idónea y con un diseño equilibrado.

8- La Sorpresa Entretiene: el entretenimiento se consigue con la sorpresa. Una televisión sin sorpresas es una televisión aburrida.

9- La Complicidad Del Televidente: al televidente le gusta la sorpresa y a la vez presentir qué ocurrirá. Un buen programa de televisión consigue sorprenderlo y hacerlo cómplice de las sorpresas.

10- La Reiteración: reiterar es una necesidad del lenguaje de la televisión. La creatividad debe encargarse de reiterar variando la forma.

11- Sentido Común: para trabajar en televisión se necesita sentido común… aunque no es el más común de los sentidos.

12- Pensamiento:
· Si no sabes, te enseño.
· Si no puedes, te ayudo.
· Si no quieres… adiós.

Próximamente: cada una de las "reglas" en detalles.

Por Alexis Núñez Oliva
Productor Ejecutivo

En la televisión comercial la permanencia de un programa al aire depende, principalmente, de tres razones: bajos costos, altos ingresos y puntos de rating.

Tres aspectos que juntos o separados definen el tiempo de vida de casi cualquier producción: bajo rating o bajos ingresos, o altos costos... o una combinación de ellos aniquila al proyecto.

Pero hay que tomar en cuenta otros factores que también sepultan un concepto de televisión bajo la palabra fracaso, y que suelen anteceder el resultado de los números.

Para medir con más precisión las posibilidades de éxito de un programa no basta tenerlo al aire y esperar sus índices de audiencia al día siguiente o pesar el volumen de sus ventas ni controlar sus gastos.

Hay que analizar si fue programado en el canal y horario adecuado. Si la frecuencia (lunes a viernes o fines de semana) hace sentido con el contenido que brinda, y si la duración total de cada emisión o capítulo es correcta.

Qué se trasmite antes y después del programa es muy importante tenerlo en cuenta, porque si el espacio rompe hábitos o ambientes del hogar, está condenado a saltar en el tono de ese segmento de televidentes.

No es lógico que termine el capítulo de un melodrama e inicie la trasmisión en vivo del circo. La primera impresión del público es de rechazo, y cambia el canal buscando emociones similares a las de su telenovela. Es de mal gusto hacer chistes después de un velorio.

Y por último, el tiempo al aire, desde el primer día de trasmisiones. Todo concepto creativo tiene sus tiempos para atraer la atención.

Así como un lector abandona un libro que no le gusta cerca de la página cincuenta y un espectador sale del cine después de veinte minutos de estar viendo una película que le aburre, los programas de televisión tienen un tiempo para posicionarse, transformarse antes de ser aceptado o rechazado.

Las telenovelas necesitan no menos de treinta capítulos para introducir cambios en la historia y sus personajes, las series requieren de entre diez y quince capítulos para atrapar la atención y las revistas de entretenimiento de tres a seis meses para hallar la fórmula que se acomode a las necesidades de entretenimiento de los televidentes.

En cambio, los deportes están muy posicionados porque se enfrentan nombres de equipos o deportistas específicos y basta que se anuncie una trasmisión de un juego o torneo para que el público, conocedor de los resultados de esos nombres, sintonice el evento.

Podemos considerar un fracaso a una producción televisiva de bajo rating y bajos ingresos cuando se haya cumplido con inteligencia la responsabilidad de programar en el horario, día y canal adecuados, con la duración lógica por emisión o capítulo para ese contenido y teniendo en cuenta que se haya hecho una promoción de lanzamiento original, comunicando los valores del producto.

Si alguna de estas condiciones no se cumplen, por las razones que sean, se corre siempre el riesgo de echar a la basura un diamante para el que no se encontró la vitrina adecuada ni los compradores interesados en piedras preciosas. Se puede destruir una inversión y lo que es peor: repetir una y otra vez el error.

En tiempo donde las ideas valen más que las compañías, hay que cuidar lo que se desecha, porque la escasez siempre es una amenaza.
Por Alexis Núñez Oliva
Productor Ejecutivo

Los productores estamos armados de frases que nos ayudan a justificar cuando una emisión de un programa o un capítulo de una telenovela tiene baja audiencia (menos rating que el habitual).

Existen muchas más, pero por ahora dejo estas diez, entre las más recurrentes, con la esperanza de que me envíen otras quienes las dicen o quienes las han escuchado.

Ante la pregunta… ¿por qué ayer bajó el rating?, casi siempre una de estas respuestas se adapta para salir del momento difícil…

1. Había fútbol a la misma hora en otro canal

2. Pusieron escenas con desnudos en el canal de la competencia

3. Hubo apagones en varias ciudades

4. Estrenaron una película muy buena en otro canal

5. La iluminación de mi programa estuvo oscura

6. El programa anterior me dejó poco rating

7. Tuve demasiada comercialización en el programa

8. El horario no me ayuda porque a esa hora la gente no está en casa o está durmiendo

9. La campaña de promoción no fue buena

10. No tuve el tiempo suficiente de pre - producir lo suficiente

11. El elenco no puso todo su entusiasmo y talento (1)

12. El contenido no fue del todo bueno (1)

13. Algo está pasando: presiento que los números fueron manipulados (1)

14. Ayer pagaron y la gente anda anda divirtiéndose fuera de casa (2)

15. Mañana es día festivo y el público salió de compras para festejarlo (2)

16. El canal ha sido atacado por la prensa y casi no tenemos publicidad (2)

17. El público está molesto con el canal porque no transmitimos el fútbol (2)

18- Los presentadores estuvieron muy aburridos (2)

19- El conformista: con el público nunca se sabe. Puedes tener el mejor contenido, el mejor artista, pero el público es así, muy voluble. (3)

20- El cruel: necesitamos que haya un muerto famoso para subir el rating (3)

21- La mala vibra en las oficinas de producción no permite trabajar por el rating (4)

22- Lo que sacó al aire la competencia ya lo teníamos, pero no lo sacamos porque no lo consideramos bueno (4)

23- El equipo de producción ya está cansado del mismo programa y no trabaja con pasión. (después de varios años) (4)

24- Los conductores estaban mal vestidos (4)

25- Los conductores gritaron mucho y no se les entendió nada (4)

26. La conductora no es del agrado del público debido a un reciente escándalo que protagonizó (5)

27. Es un programa muy largo y cansa al público (5)


jueves 18 de octubre de 2007

Noticieros Aburridos y Noticias Entretenidas

Por Alexis Núñez Oliva
Productor Ejecutivo de Televisión

Lo entretenido de un noticiero no comienza por el contenido de las noticias. En la manera de “formar” el programa concluye el secreto que inicia en la forma de grabar y redactar las notas.

Cuando el guión del noticiero se establece como un formato, donde están incorporados los temas que diariamente debe abarcar, estamos más cerca de conseguir un espacio que, además de informativo, sea interesante.

Como en cualquier argumento para televisión, se debe dar prioridad a los temas que impactan a las mayorías y se pueden tratar temas de minorías si se consigue relacionarlos con el interés general y las vivencias de todos.

Las curvas de emociones en un noticiero deben equilibrarse, partiendo de la sorpresa que causan las noticias, y mezclando los momentos de sensibilidad humana, con los de aprendizaje social, para terminar con la sonrisa al final de la transmisión.

Cuando sonreímos al final de un noticiero, motivados por una noticia curiosa, insólita o cotidiana, terminamos con un buen recuerdo, y se crea un resorte motivador que nos lleva casi inconscientes a ver el noticiero al siguiente día.

Aunque algunos insisten en que el único objetivo de un noticiero es informar, puedo asegurar que ese es un pensamiento lejano y sin valor.

Un buen noticiero informa y entretiene, porque es un programa que pasa por televisión y la televisión, para comunicar, siempre tendrá que ser entretenida.

En el guión del noticiero hay que reflejar momentos climáticos y anti climáticos, y al final el televidente debe tener la percepción de haber visto y escuchado una historia completa del día, contada por alguien cercano, con la confianza de los buenos amigos. Para conseguirlo es fundamental concentrarse en el orden: dónde se ubica cada noticia, antes y después de qué.

Muchas veces he visto el cuidado extremo a “con qué abrimos el noticiero” y una total desatención en lo que sigue en cada minuto después de iniciado el programa.

Los comunicadores del noticiero (conductores o presentadores, según el país) además de ser piezas fundamentales del espacio porque son quienes “dicen” las noticias, deben corresponder al biotipo del territorio hacia donde se transmite (es absurdo creer que funciona mejor un conductor de cabellos rubios y ojos redondos en una ciudad de China), y mostrar seguridad en el conocimiento de las noticias, conducir de manera relajada y con firmeza, mostrando incluso sentimientos reales ante los sucesos, sin exagerar y sin estar ajeno a lo que ocurre.

La conducción moderna de un noticiero será exitosa en la medida que se salga del acartonamiento de años atrás, donde lo inexpresivo de la figura, su voz engolada, su aparente lejanía sentimental del suceso y algunas canas era garantía de autoridad.

Hoy los mejores conductores de noticias o cualquier otro género son aquellos que consiguen mostrarse como son, donde la naturalidad sea el talento por excelencia.

El presentador de un noticiero de televisión tiene la posibilidad de resaltar un buen guión, porque lo podrá hacer íntimo y confiable en la medida que se exprese con madurez y espontaneidad.

A la vez, el guión del noticiero debe tener en cuenta la personalidad del conductor, para que se escriba como habla él, y cuente las noticias con ánimo y soltura, coincidiendo con su carisma y presencia.

El guión de cada noticiero tiene que ser distinto diariamente, pero debe guardar en su estructura una cadencia similar, porque a los televidentes les aburre lo mismo, y a la vez les apasiona anticiparse y coincidir con lo que sigue, al menos a través de sus estados de ánimo.

Cada noticiero de cada televisora y de cada país crea su propia estructura, pero se acercará al éxito únicamente si conservan en su dramaturgia un control sobre la diversidad temática y cuida el balance de las emociones.

Los mejores noticieros de televisión logran mantenerse con éxito porque todos los días cuentan una gran historia formada de historias pequeñas que fueron o son noticia, y que al final del día, en algún momento, es la noticia de nuestra propia historia.



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